lunedì 13 dicembre 2010

OFERTA LABORAL





Se ofrece:



• Dedicación completa las 24 horas en mis sueños.

• Remuneración en maullidos, arañazos y ronroneos

• Contrato indefinido desde el primer beso

• No me importa que tenga ocho apellidos peculiares o que su nombre empiece con dos consonantes.


Se requiere:


• Disponibilidad inmediata noche y día

• Alergia a hurgar en braguetas ajenas, de ninfas o de efebos

• Que sepa escuchar la música del silencio y ver la luz de la obscuridad

 

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lunedì 1 novembre 2010

DOS DE CADA TRES

Dos de cada tres personas en este mundo somos tú y yo.
Entonces :
¿PORQUÉ TE ENCUENTRO DURMIENDO SIEMPRE CON EL TERCERO?
Responde.

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sabato 23 ottobre 2010

DE TU SEXO LLOVIAN RECIEN NACIDOS



El día que te deje se acabará la vida, le murmuraba él, cuando follaban, a ella. Mientras desparramaba las sustancias del desamor salvaje dentro de un condón, para impedir que su inseguridad se traspasara a otra piel.

El día que él desapareció, buscado la espuma de la sumisión entre las piernas de otras gatas, descubriste lo maravilloso que puede llegar a ser el mundo. De ahí tu afán de no dejarlo huérfano de sus habitantes, de evitar que desapareciera el néctar de la humanidad.

Con la obligación de generar existencias parecías un caracol desenfrenado, fecundabas y engendrabas seres y realidades en cualquier momento. A un ritmo de cien alumbramientos diarios tardarías más de un milenio en repoblar cada país, y mientras lo calculabas de tu sexo llovían recién nacidos. Pero tú no podías amamantarlos, criarlos, vestirlos, educarlos, lavarlos… no tenias tiempo que perder, por eso ya nacían adultos.

En las escaleras del metro pariste a dos gemelas bailarinas, una mujer descalza, un hombre con sombrero y la plantilla nocturna completa de la SEAT. Mas abajo, en el vagón, llenaste la línea azul de japoneses con videocámaras, ansiosos de robar la imagen de la Sagrada Familia, y los taxis negroamarillos. En la salida de Collblanc hiciste el milagro de alumbrar un partido de futbol, con sus veintitantos jugadores, sus árbitros, sus hinchas, la muchedumbre de público, los reventas, y aquel gaucho viejo que vendía camisetas del Barça, antes de que bajara a segunda.

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domenica 26 settembre 2010

HABLANDO



Todo el santo día hablando con personas que no conoce. Hablar para pedir el desayuno, hablar para saludar a los compañeros de trabajo, hablar para vender, hablar para comprar. Hablar, hablar, hablar, hablar y hablar.



Por la tarde ya tiene la lengua como un zapato, encartonada de hablar tanto para no decir nada. Y cuando llega a casa, por la noche, también debe seguir hablando, hablar de lo que ha desayunado, hablar de los saludos a cualquiera, hablar de lo que ha vendido, hablar de lo que ha comprado. Hablar, hablar, hablar, hablar y hablar


Hablar todo el día, hablar toda la semana, hablar todo el mes, hablar todo el año, hablar toda la vida. Hablar con palabras que no llevan a ningún sitio.



Un sábado tiró el teléfono móvil al mar, para no seguir hablando más, pero le localizaron y tuvo que seguir hablando para explicar porqué se había desprendido de una herramienta, tan inútil, de comunicación. El domingo amaneció sin ganas de decir nada en toda la mañana, y su mujer sospechó de una antigua infidelidad, su familia le recriminó ese comportamiento tan pueril, los compinches del bar le tomaron por loco.

El lunes no desayunó, no saludó a nadie, no contestó al teléfono de la oficina. En la hora del almuerzo se robó unas tijeras y se fue al hospital más cercano, en la puerta del cirujano jefe se cortó la lengua, y con el lenguaje de los mudos, pidió que le cosieran para no desangrarse.

Ahora es feliz, ya no habla. Ahora solo escribe novelitas cursis en servilletas de papel,ahora solo escribe las palabras que le gustan,  ahora solo escribe en un blog y dice lo que le da la gana.

 
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lunedì 6 settembre 2010

HOMBRE BOSQUE



Le crecieron raíces en los tobillos y nunca más pudo moverse de aquella mata de rosales. Las orejas se le coronaron con una hilera de florecitas de jazmín, y cuando tosía se le adivinaba un murmullo profundo de pétalos en remolino. Los pájaros venían a picotearle las manos porque tenía los dedos enverrugados de nísperos, madroños y albaricoques.

El picor de la espalda era irresistible, los gusanos castañeros recorrían ciegamente los laberintos de hojas, que la hiedra y la enredadera habían tejido asimétricamente desde los riñones hasta el cuello, las hormigas de cabeza roja mordisqueaban su piel con diminutos pellizcos. El nardo y el romero le reventaron en primavera sobre el pecho, ya subieron hacia arriba, hacia el sol, provocándole tener la cara siempre llena de libélulas, mariposas y abejas melosas.

Su pelo era la cúspide de césped trebolito de aquel hombre hecho un bosque; por las mañanas el rocío de la hierba fresca le resbalaba sobre la frente confundiéndosele con el sudor, al mediodía ya se le mezclaba con las lágrimas sobre las narices.

Bajaba la mirada y veía sus pies anclados en la tierra musgosa, sus manos heridas por los pájaros alborotados, sus brazos escalados de brotes tiernos y tempranos de esparragueras, que más tarde le martirizarían sin compasión el estómago con sus espinas suaves. Bajo las axilas tenía construidos unos arquitectónicos y delicados nidos de golondrina que, en época de cría, serían invadidos por serpientes bíblicas, sin que él nada pudiera hacer.

Tras sus párpados todavía se adivina la espuma revoltosa y salada del Mediterráneo, del mar que le ha visto nacer. Su llorar se confunde de nuevo con el roce invisible del viento sobre las arboledas fronterizas que, de hoja en hoja y de rama en rama, llega incluso a las palmeras de la costa, y éstas se lo susurran como pueden a la arena triste de la orilla, y ellas dibujan con sus dunas en miniatura todo el sufrimiento de aquel hombre amarrado tierra adentro, hasta que aquel llanto lejano se volvió a enredar con el llanto milenario de los peces, con el primer y original sonido que escuchó en aquel océano amniótico. El hijo del agua, ayer, se hizo hombre bosque, hoy.

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sabato 7 agosto 2010

OCASO Y DECADENCIA


A partir del año de las luces, en el dos mil y muchos, las mujeres decidieron que ya no tendrían más hijos por el método tradicional, olvidaron el embarazo nuevemesino, el parto doloroso, y el amamantamiento bisiesto. Dedicaron el tiempo del sexo por el puro placer de follar, conservando la figura juvenil de las chicas impúberes. Fue la emancipación femenina más brutal de la historia, más incluso que la del sufragio universal.

Los bebés se engendrarían en botes de confitura. Las niñas en delicados envases de cristal, con sabor a fresa. Los niños en varoniles tetrabriks de aluminio industrializado, con aroma de naranja amarga. Todo, siempre, con un complicado sistema de ingeniería genética, cientos de asépticos laboratorios llenos de doctores especializados en la combinación quinielística de los cromosomas, y la jodida suerte de haber acertado la misteriosa escritura del ADN a la primera.

Grandes recintos de fertilidad vítrea, con enfermeras sexys de minifalda para los niños, con machotes enfermeros de torso depilado para las niñas; hilo musical de fondo, Paulina Rubio cantando gilipolleces a las féminas, Ricky Martin (antes de su confesión) inculcando el fútbol a los varones. Al ladito de las estancias de fecundación, construyeron enormes salas de lactancia, cada pequeño frasco de mermelada conectado a una ordeñadora vacuna particular. Las vacas ya no se volvieron locas, estaban esquizofrénicas al ver el rumbo que seguía la humanidad.

A fuerza de no utilizarlo, las mujeres perdieron un seno, las diestras el pecho izquierdo, las zurdas el pecho derecho, por aquello de la simetría cerebral. En las fronteras del sur quedaban las últimas putas con dos tetas, y con ganas de yacer por el simple hecho de tener descendencia, ilegalmente. Las tarifas de sus servicios eran auténticas fortunas, que sólo podían pagar los univitelinos de la última generación.



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venerdì 23 luglio 2010

SEMAFOROS


Media humanidad, casi tres mil millones de personas, se detienen durante veintitantos segundos, delante de un muñequito rojo iluminado con sesenta y cinco lucecitas en los semáforos peatonales de todas las avenidas.

A unos pocos metros, la otra media humanidad, otros casi tres mil millones de personas, caminan a paso rápido durante veintitantos segundos, al ritmo marcado por un muñequito verde iluminado con sesenta y cinco lucecitas en los semáforos peatonales de todas las avenidas.



Tengo un miedo atávico a la revolución de los muñequitos de los semáforos…



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domenica 4 luglio 2010

CAPSULAS INHIBIDORAS DE METAFORAS (MIC, siglas en inglés)



Antes de la medicación:

Gigantes quijotescos, de hierro y acero, jugaban al correquetepillo por toda la península, alineándose tras las montañas o bordeando la vera de los ríos. Pero, a finales del siglo XIX, una gran tormenta de renovación y aperturismo sacudió el orden natural, y aquellos gigantes quedaron anclados, perpetuamente, con sus grandes piernas metálicas por todo lo ancho del territorio. Sus dedos, alambres largos e infinitos, se tocan unos a otros, produciendo chispazos e incinerando cigüeñas despistadas. Son los portadores de la venganza...

Después de las medicación:

Al término del siglo XIX varias empresas, francesas, inglesas y holandesas, procedieron a la electrificación de España, la revolución industrial comenzó a sembrar torres de metal por todas partes, uniéndolas con cables de alta tensión que llevaron la luz a muchas ciudades, y con la energía se propició el dispendio y las desigualdades sociales...





( cualquier día rompo la receta, y que le den por saco a esta  mierda de trabajo en la  editorial )
 
 
 
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sabato 19 giugno 2010

GORGONA



No querer a nadie es ser libre, me escribías en los márgenes de unos graciosos billetes de curso legal. Lo más civilizado que nos ata es la fotografía que te robé con el móvil y las resacas del domingo por la mañana. Ahora nada más me quedan unas olvidables canciones de verano, con sus estribillos venezolanos mordisqueándome la memoria continuamente. Todo lo demás está guardado en perdidas maletas de aeropuerto: mis papeles y mis lápices en cajas de zapatos, tus braguitas y tus cosméticos en latas de galletas. Parece todo tan provisional que quizás fue mentira.


Por una orilla insular camina una extranjera que lleva el pelo recogido como tú, y me recuerda las veces que te ayudé a despeinarte cuando el mundo se desbordaba en fiestas interminables. En los bolsillos de los pantalones todavía encuentro peladillas vítreas de nuestra playa secreta, aquellos cristales azules y verdes, turquesas y esmeraldas, redondeados por el mar, que te encajaba en el hueco del ombligo, y que eran el paso preliminar para morirnos un poco más. Un vicioso anónimo en el autobús explorará tu culo fabricándose una erección entre dos paradas, y tendrás presente mis manos reptando por tus caderas cuando todavía no sabíamos donde acabaría nuestra respiración.

Yo te sigo escribiendo frases condicionales en el reverso de los billetes que emborronaste con tu sentencia, ahora que ya no tienen valor financiero, y nadie me los acepta:

Si volvieras a ser te pronunciaría; se acabaría el alquitrán, la cornisa, el cristal. Si volvieras a numerarme los lunares; desertaría del ayuno, del cuarzo, del alambre. Si amanecieras enhebrando luces, huyendo de labios promiscuos, de tequieros olvidables. Si dejaras de ensartar festivos a las semanas, de subir las tarifas en cada rechazo, de inventar horarios mentirosos. Si pudieras fabricar tus sueños sin olfatear harinas de colores, si borraras tus tatuajes de gata. Si te cambiaras el olor de la piel, si afinaras tu voz de arena, entonces ya no serías tú...

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martedì 25 maggio 2010

DIJASELA (nombre emotivo albanés)


Nació en un país donde los padres tienen el derecho a inventarse el nombre de sus hijos, ahora vive en un ciudad, extranjera, donde los niños arrastran patronímicos de santos centenarios. Creo que llegó hasta aquí porque en los territorios nórdicos confunden la creatividad con la revolución.

Tiene declarada una guerra sin cuartel a varias letras del alfabeto europeo, entre ellas la G y la J. Es incapaz de pronunciarlas sin troncharse de risa, por eso las ignora y las sustituye por gestos, como un zarpazo, o por sonidos nasales, como un maullido.

Colecciona teléfonos móviles de diferentes tamaños y diversas compañías de telecomunicación, y ha prometido que, cuando tenga un millón, los hará sonar, al unísono, en modo vibración. Quiere morirse de las cosquillas que le producen esos ritmos pulsantes y repetitivos.

Desayuna azúcar varias veces cada mañana, porque cree que, así, su carácter se mantendrá dulce todo el día. No le tiene miedo a las enfermedades glucosas, porque su sangre es diferente, como la de las princesas de cuentos bálticos, que siempre estarán solas porque nunca encontrarán a nadie que las quiera tanto como ellas se quieren a sí mismas.

Durante el día se desenvuelve en varios idiomas inversos, pero por la noche, cuando habla en sueños, utiliza una lengua que solo entienden ella y Seala, su gata negra. Al final acabará hablando con números, porque son los únicos que no mienten.

Si te la encuentras en cualquier calle húmeda se pondrá a llorar, siempre lo hace cuando recupera las cosas que pierde. Por los canales de Padova solo corren las lágrimas extraviadas de Dijasela. Después ella te atará una pulsera que muerde como la boca del lobo, y tendrás la obligación de no morirte hasta que la redescubras.

Yo no sé si la volveré a ver alguna vez, porque este mundo es una pelota que gira sin sentido, pero lo que si sé es que la esperaré todos los viernes de primavera, en una mesa del Caffé Pedrocchi, conversando con patriotas desaparecidos y tomando un macchiato, sin azúcar.

LA IMAGINACION ES EL UNICO RECURSO INAGOTABLE DEL SER HUMANO.


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lunedì 10 maggio 2010

INGRESO



Tenemos un secreto guardado bajo el acento cansado de nuestros silencios, y nadie lo sabe, es un secreto. Tenemos un sortilegio cosido a nuestros recuerdos, cada vez que miramos el suelo de mármol emerge una camisa blanca, para cegarnos con su bordada cruz roja.

Si alguna vez tropezamos en cualquier línea de algún verso, prometo que no te escupiré un florero ni lloraré mariposas sobre tus zapatos de tacón. Si algún día hacemos fotos a los laberintos húmedos de Venecia, testarudamente seguiré escuchando palabras polisilábicas en idiomas extranjeros.

Tan solo prometo esperarte con el el grifo del agua fría bien abierto. Esperarte a que acaben de lavarme las manos y los intestinos, esperarte a que se me confunda tu olor de mirada de gata con el azufre de este psiquiátrico, porque dicen que mis gritos no son tus maullidos.





venerdì 7 maggio 2010

TSUNAMI


El movimiento comenzó en la mitad oculta del mundo, en las partes íntimas y recónditas del océano. Las tripas de la Tierra se retorcieron de tal manera que parecía que las entrañas del planeta tenían un apretón de emergencia a última hora. Vamos, que se cagaba vivo justo el día en que se había vestido de gala con la ropa ceremoniosa de los domingos matrimoniales.

Como consecuencia del cabreo, sísmico e intestinal, el mar dio marcha atrás en su movimiento rutinario y perpetuo del oleaje. Se retiró a las profundidades, como si estuviese harto de lamer las mismas costas urbanizadas, con espigones llenos de blancos barquitos de recreo, cansado de chupar las mismas orondas tripas cerveceras de turistas nórdicos, hastiado de dar lengüetazos a las playas llenas de párvulos gringos que construyen imaginarios castillos virtuales en sus consolas de videojuegos electrónicos, mientras los niños, insulares y autóctonos, se deslizan por las noches a rebuscar entre la arena los envoltorios plateados de los helados de sabores desconocidos para su paladar, que luego engarzan en las rendijas de las chapas onduladas que forran el techo de sus cabañas y dejan entrar el agua fina e inacabable de los monzones otoñales.


Pero el océano, a pesar de su inmensidad y de su tozudez, no pudo inhibirse a las leyes físicas de la gravedad, a las leyes universales del sentido común, y tuvo que deshacer el camino desandado. Tuvo que volver a equilibrar con el peso del agua los senos cóncavos y vacíos de los valles marinos, ahora momentáneamente secos, aunque en los cascarones centenarios de hundidas chalupas balleneras chapotean brillantes puñados de sardinas desorientadas, que observan como unos cuantos cangrejos golosos mordisquean los vértices tiernos de las estrellas de mar que se han quedado enredadas en las hojas lacias de las algas coralinas…

CHILE NO ESTÁ TAN LEJOS

mercoledì 31 marzo 2010

TRÍADA


Las frutas a ti te odian tanto como a mí el pan de molde, y los dos sabemos porqué, susurró el tostador a la licuadora. Si quieres hablo con el microondas y articulamos un ménage à trois para acabar con la esclavitud del desayuno. La licuadora, inconsciente como cualquier verdugo, se apuntó al plan sin dudarlo. El microondas se hizo de rogar, era un aparato creado en el siglo XX y tenía alguno de los chips primigenios de la inteligencia artificial. Cuando todos estuvieron de acuerdo en su venganza eligieron el día D. Sería el próximo sábado a primera hora, con la familia feliz, alborotada y reunida. Todos serían sacrificados cruelmente: mutilación, abrasamiento y electrocución. Por desgracia, el viernes por la noche, unos hackers aburridos y una nevada ocasional sabotearon la compañía energética nacional, se interrumpió el subministro por falta de pago y los futuros, presuntos, asesinos quedaron inertes sobre el mármol de la cocina. La familia desayunó un batido de leche fría y galletas de obsequio promocional.

La nevera se deshidrataba lentamente, la radio padecía afonía aguda y el televisor sufrió un ataque repentino de invidencia, los tres juraron en silencio una terrible vendetta.

BASADO EN UN ANUNCIO DE TELEVISIÓN

 

martedì 9 marzo 2010

MALA SANGRE


Se rocía con colonias de niño y tararea el bluemoon de Armstrong con un cigarro en la oreja izquierda. Siempre le dijeron que tenía mala sangre. Sus orines hierven en el retrete, su saliva desportilla la porcelana de las tazas y sus lágrimas queman las flores de papel. Se volverá loca como su madre, auguraban sus consanguíneos.

Tiene un olor de violencia que le hace crecer las uñas en la misma proporción que la rabia. Busca el nudo de raíces y gusanos bajo los tiestos de geranios, abre los mecanismos de los relojes y les quita la corona del tiempo, se desespera cuando divide en dos a las salamandras y cada trozo sigue su camino. Y sigue cantando el bluemoon, ahora con el pitillo apagado entre los dientes para hacer mas uniforme la voz.

Solamente nos atrevemos a urdir venganzas en los sueños, cuando el entramado de los hilos de las ideas y la espuma de los deseos se hace compacto, espeso. Siempre tenemos los ojos comprometidos a no llorar, y la predisposición de jugar a ser felices. Pero ella no, ella solo distingue el zumbido nostálgico del bluemoon, perdiéndose por entre las hebras azuladas del humo del cigarrillo, que ya ha sido encendido y la mitad de su longitud es un arco de ceniza.

Ha puesto un conejo vivo a hervir, con las patatas y el arroz, y ha cerrado la olla a presión con el fuego lento. Descubriendo la paz del mal. Corta las cabezas de las hormigas y escucha los gritos invisibles del dolor. Se ha pintado cruces y círculos por todo el cuerpo, desde los talones hasta el culo, desde las rodillas hasta las mejillas. El conejo reventó dentro del caldo y ella comenzó a bailar, hasta que se cruzó con el espejo del dormitorio. Se vio desnuda y pintarrajeada, su estampa le delató la imagen de la locura. Entonces se dibujó con el pintalabios una pulsera en cada muñeca y una gargantilla en el cuello, y para borrarlos utilizó una gillette olvidada entre los cachivaches de depilar. El cigarrillo consumido se cayó de entre los labios, el persistente murmullo del bluemoon se amortiguó, dejando paso al silencioso gorgoteo de la sangre ácida que brota de su cuello y llueve cuerpo abajo, por el canal misterioso de entre los senos, sorteando el cráter del ombligo y confluyendo hasta los pliegues del triangulo clandestino, y allí se confundió con una menstruación externa, acompañada por los acordes de una canción que un poderoso negro cantaba por las ondas de una radio que se apagó el siglo pasado.

lunedì 1 marzo 2010

ESTAS MUERTA

Piel seca en las heridas, tormentas en los bolsillos y arena en los ojos. Me han dicho que ahora tienes un delfín que te salva del ahogo de la improvisación. Dónde se quedó nuestro amor crudo. Dónde se quedó nuestra prisa por follar, sin pretextos, en cualquier sitio. Dónde se quedó tu manera de hacer el café que tanto me gusta. Dónde se quedó tu estilo de quitarte toda la ropa y dejarte solamente los zapatos de tacón, así, tan erótica, tan de puta de congreso.

En mis ojos estaba la súplica de tantísimos amores contrariados. Quizás ya encontraste un príncipe que te llevará a conocer la nieve. Porqué torciste la trayectoria de todos mis sentidos. Porqué prefieres la rutina del sexo en los aniversarios. Porqué te agarras a ese salvavidas desmañado y no coincides conmigo en el naufragio que te prometí. Que fácil es morir, entre unas sabanas de hotel o en el polvo lloroso de la tierra roja.

En los tiempos de la tristeza te fui pidiendo una tregua que siempre ignoraste. Pronto descubrirás que él también está despeinado por las mañanas. Toda una barra de bar, con sus botellines, con sus señoras merendando, con sus ceniceros desbordados, con mis deseos nítidos y con tus movimientos de felina ágil, se interpuso entre nuestros cuerpos la última vez que nos encontramos. Ahora sólo mis sueños inverosímiles y equidistantes nos mantienen engarzados.


Y si algún día, gata morocha, tras una terrible madrugada de solitarias bebederas, te alcanzara en esta búsqueda mezquina que aún mantengo, si alguna vez quedáramos atrapados bajo la cúpula inexistente del milagro, de la casualidad, si algún día te encontrara destruiría esa belleza que he ido creando poco a poco, momento a momento, sueño a sueño, y que digo que he descubierto en ti.

giovedì 25 febbraio 2010

FREDI & BLUE


Se tropezaron sus miradas en una esquina de Malasaña. Él hacía el semáforo con sus juegos de bolas y sus chanclas de invierno en el mes de Abril, ella arrastraba su indiferencia con las manos en los bolsillos de unos viejos jeans DKNY. Mas tarde coincidieron en la escuela de circo, él intentando saltar desde el cielo sin red, ella aprendiendo a volar por los trapecios aburrida de caminar por el suelo. Cruzaron algunas palabras en los descansos.

Ella, francesa, con su español de turista que confunde o ignora el género y el tiempo de los substantivos. Él, guate de Centroamérica, con su español antiguo y regenerado en barrios de peruchos, guachos y bolitas. Esa noche pasearon por la capital de un imperio en que antaño, dice la leyenda, no se ponía nunca el sol, ahora la niebla sucia y pesada de las mañanas hace difícil verlo. Madrid ya no es lo mismo en el siglo XXI que en los tiempos católicos de reyes castellanos.

Ella, la hija parisina y rebelde de un padre rancio y omnipresente. Él, príncipe sucesor de los extintos garífonas. Ella, inquieta e indisciplinada como las traviesas olas del mediterráneo. Él, suave y rumoroso como los lagos tabaqueros del Petén. A mí se me esta haciendo eterno este invierno, con esas décimas de segundo que han añadido los geofísicos estelares para corregir el retraso que padece el planeta por su obesidad y sobrepeso, y a ellos parece que se les va la vida en cada instante que no pueden verse.

A los dos les hubiera gustado ser pájaros. Él para escapar del fondo del mundo, ella para encontrar el principio de la vida. Les gustaría mirar a la gente desde las alturas, a él le encantaría volar por encima de los ríos americanos y descubrir nuevas tribus de güeros entre los volcanes de Izabal, a ella le seduciría la idea de ser una gaviota parda de Normandía y esconderse en los acantilados del sur en la época de lluvias, pero la puta vida les ha hecho tener las espaldas desnudas de alas y ahí andan, engañando al sentido común. Por eso él mira el mundo desde unos inestables zancos o desde un monociclo serpenteante, y ella salta por los columpios y los rieles de Europa, sintiendo la sensación de planear por encima de las cabezas de la gente durante unos instantes, el momento necesario para creerse incorpóreos, pero sin olvidar la condición de persona.

Ella huele a peligro. El huele a prohibido.



 
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